terça-feira, 3 de maio de 2011
LOS DÍAS PERDIDOS
.
Mis ojos se limitan
a contemplar días perdidos,
con la añoranza de aquello
que no se puede recuperar.
Los bosques mueren lentamente
al llegar el atardecer
y las flores se recogen
en acercarse la noche.
Es tiempo de calma y templanza
de añoranza de un pasado vigente
y a la vez irrecuperable,
forjado con indecisiones.
Ahora, es tiempo de parsimonia,
de ir tirando, sin prisa
que el ruido ya lo hicimos.
Tiempo de recogimiento,
de un cierto temor
ante el final del camino,
que inflexible....
............ ....espera.
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1 comentário:
Buenísima descripción de una etapa de nuestra vida que va viendo más próximo ese final al que nos resistimos a llegar.
Un abrazo
Isabel
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