El tráfico del viernes
es un ruido confuso de motores
y claxons impacientes
que pretenden avanzar
en la carretera atascada.
Posiblemente por algún accidente
en la carretera de Castellar, o
porque estamos a viernes y la gente
se larga de fin de semana.
A lo lejos suena la sirena de una ambulancia
que transporta rauda esperanza de vida.
Cada viernes es lo mismo
más parece que los chóferes no entienden
o no se acuerdan y siguen tercos
dentro de sus caballos de hierro
mientras accionan el claxon.
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